La película hace
hincapié en el aspecto feminista sobre el religioso, resaltando la fuerte
personalidad de la protagonista frente a las presiones recibidas por los
distintos poderes, y recreando artísticamente un mundo que salía de los temores
milenaristas entregándose a la oración y a la penitencia.
Con un punto de
frialdad y un exceso de solemnidad en algunos momentos —sobre todo por una
música enfática— “Visión: La historia de Hildegard Von Bingen” se acerca a esta
mujer culta y santa, y nos muestra su firmeza para llevar a cabo la misión
divina de escribir sus visiones.
Un convencimiento
que la llevó a enfrentarse a clérigos y costumbres de su época —con algunas
reformas en la regla benedictina, como construir su propio convento y separarse
de los monjes—, a entrevistarse con nobles y obispos, y llegar incluso hasta el
mismo Papa o el emperador Barbar roja.
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